ANTANAS
MOCKUS
Alcalde de Bogotá
Debo reconocer que me encuentro muy a caballo en dos tradiciones.
Admiro mucho lo que se expresa en Cauca que tiene una estructura
de adhesión a reglas basadas en tradición,
hago equis porque equis se ha hecho siempre, o hago equis
porque hacer equis es parte de los que tenemos la identidad
ye entonces como soy de esa identidad actúo de esa
manera, obviamente son condiciones antropológicas
y sociológicas muy distintas donde lo colectivo tiene
una fuerza enorme, entonces pacifismo más fuerza
colectiva es una fuerza infinita, entonces si todos fuéramos
indígenas no dudaría un solo instante en tomar
ese camino. Creo que hay un elemento que en todo esto hemos
empezado a aprender a aprovechar y es la autoridad que da
el estar inerme, es la autoridad que da el aunque usted
en sus planes pueda incluir el matarme, yo en los míos
no incluyo el matarlo, máximo si soy autoridad incluyo
el de capturarlo. Eso ya es una diferencia. Capturarlo no
por capturarlo, no por pedirle nada a cambio de su libertad,
capturarlo para que tenga un debido proceso, para que pueda
defender las acciones que hizo o exculparse, etc., es una
diferencia, entonces hacer valer la diferencia entre el
que actúa dentro del estado de derecho y el que actúa
por fuera del estado de derecho.
Cuando
el alcalde de Medellín dice bueno cuánto vale
el problema, comprémoslo, ago así como qué
recursos se necesitan para darle una ocupación constructiva
a estas personas que hoy en día están atareadas
en una tarea en buena parte o casi totalmente destructiva.
Hay un dilema muy grande en esto, como les digo, les confieso
la disposición como de escuchar, me da un temor terrible
el estar dando bandazos fuertes, debo reconocer que los
he dado posiblemente, escribí todo un artículo
sobre las condiciones del perdón cuya conclusión
final es uno no debe perdonar a quien no pide perdón.
Si se adelanta a perdonar a quien no ha pedido perdón,
está dando papaya y media, está mandando una
señal pedagógica absolutamente contraproducente.
Y luego, pocos días después decía no
qué carajo, yo con tal de que nos respetáramos
la vida todos, perdono lo imperdonable. Ahí hay un
tema que tiene que ver con nuestra tradición católica
posiblemente y que hay que trabajar.
Hay
un dilema muy fuerte sobre si considera uno a los actores
armados como actores políticos o sea si uno trata
de politizarlos o si uno los considera una especie de fenómeno
objetivo que tiene una lógica interna, que en parte
es una lógica pedagógica. Cómo es una
lógica pedagógica, simplificada como yo lo
veo, si un poco de cosas se han logrado obtener a punta
de amenazas y jugando muy fuertemente sobre el amor a la
familia, sobre el amor a la vida, el que eso le ha funcionado
a alguien, más allá de su voluntad, de su
libertad y de su raciocinio si eso le ha funcionado, hay
el riesgo de que quiera que le funcione en otra escala,
entonces lo que veo es un cambio de escala en los micropactos
logrados con violencia. Durante décadas los empresarios,
los hacendados sufrieron eso, ya venían algunos alcaldes
de municipios pequeños sufriendo eso, una especie
de micropacto bajo presión. Ahora, si te funcionó
porqué vas a parar, si fue exitoso...hay un dilema
fuerte de saber cuán libre es la guerrilla y cuán
libre son las autodefensas frente a su propia historia y
frente a los mecanismos que han disparado. Fernando González
decía en la última entrevista que dio antes
de morir que los seres humanos se dividían en dos
clases, los que al tropezarse con una piedra maldicen la
piedra y los que al tropezarse con la piedra se acuerdan
que es una simple piedra y que no tienen ninguna razón
de maldecirla. Dicho de otro modo, por lo menos a mí
me ha costado un gran esfuerzo el reconocer actores humanos
libres al otro lado. Les confieso que durante muchos años
he visto eso como la piedra a la cual no vale la pena ni
siquiera maldecir o denunciar, o es una lógica eso
camina, eso crece. He estado aprendiendo a expresar indignación.
Qué significa indignación, que tu actuaste
libremente, uno no se indigna por un reflejo de alguien,
uno se indigna porque alguien pudiendo hacer o no hacer
algo, lo hace, por eso considero muy importante una de las
funciones de la resistencia civil que es expresar indignación
juntos. Imposible en que no haya consenso en que secuestrarle
a alguien la hija para forzar una decisión no es
una infamia, imposible que no seamos capaces de ir comprendiendo
que una causa supuestamente noble no puede justificar el
uso de métodos tan infames como ese. Es tratar de
encontrar el lugar más sensible del ser humano y
presionarlo sobre ese lugar para obtener unos resultados.
Qué puede hacer? Obviamente la cosa más humana
y más elemental es decir yo no lo haría, o
como me ha tocado decir oiga si yo llegara a hacer eso sentiría
una culpa así de grande, o como compatriota porque
todos tenemos patria en común como dice la esposa
del Gobernador de Antioquia, como compatriota me da vergüenza
que existan compatriotas que actúen de esa manera.
Aterrizando eso en propuestas creo que un movimiento como
el de Redepaz y en conjunto el de los alcaldes del país
podemos ir decidiéndonos si hacemos un último
esfuerzo de ver al otro lado a un actor político,
en ese sentido llamarlo a cuentas y decirle su proyecto
tiene elementos en común igual al nuestro, estoy
seguro, aquí ya varios han mencionado justicia social,
si tenemos fuerza de voluntad, qué es fuerza de voluntad?
Es capacidad de aplazar, de no desesperarse, de caminar
despacio hasta lograr el resultado. Si tenemos fuerza de
voluntad y claridad en que justicia social es uno de los
núcleos básicos de nuestra visión de
futuro de país, pues caminemos todos juntos. Si la
iglesia se expresa sinceramente a favor de la justicia social,
si la mayor parte de los políticos se expresa como
uno los escucha, a favor de la justicia social, si ya tenemos
como se mencionaba en Medellín y yo podría
dar cifras también de Bogotá, logros contundentes
en justicia social, entonces qué nos separa. Parecería
que nos separa fundamentalmente el tema de los métodos.
Entonces hay de nuevo los dos caminos, yo creo más,
estoy más cerca de la tradición indígena
por los antropólogos, los sociólogos que enseñan
que un tabú es una cosa muy complicada, que uno no
cambia un tabú por plata, al revés, la plata
corroe el tabú, pero eso es apenas una intuición,
es decir yo me temo que el camino de comprar el conflicto
abra el boquete más grande aunque trabajo con personas
que exploran esa posibilidad, yo considero muy respetable
la tradición de no violencia básicamente porque
su declaratoria unilateral de que yo no haré cosas,
no importa si usted emplea ciertos métodos yo no
los emplearé, eso nos da mucha autoridad moral, eso
permite andar con el corazón destapado. Mi propuesta
es profundizar en la tradición de no violencia, profundizar
en la autoridad que da la no violencia y profundizar también
en esa posibilidad de considerar al otro como un sujeto
libre, la indignación tiene eso.
Ahora,
sobre todo el tema de comunicación yo creo que hoy
en dia con los medios que existen, con las páginas
internet es completamente extraño hablar de un posible
diálogo, estamos en diálogo permanente gústenos
o no, echándonos vainas o no, respondiendo a las
acciones con otras acciones, los mensajes con los mensajes
y esa forma de comunicación me gusta porque es pública.
De
los diálogos locales me temo que en no todos los
casos, afortunadamente no en todos los casos, pero en muchos
casos los diálogos locales son demasiado desiguales
y generan micropactos organizados con amenaza. Entonces
a mí cualquier micropacto donde alguien me ponga
un arma sobre la mesa para decirme esto es una relación
asimétrica porque yo tengo esta posibilidad de destruir,
me parece que se desbarata. La otra recomendación
posible es si nos gusta, si nos parece la idea, es así
como decir ciertos métodos no los uso trato de mantener
una lógica de construcción a pesar de que
la lógica del otro sea de destrucción, todo
eso para evitar el contagio, para evitar la tentación
de me dieron aquí duro entonces respondo con ojo
por ojo, diente por diente, entonces mi propuesta es tratar
de neutralizar al máximo la lógica de la venganza,
defender al máximo la lógica del estado de
derecho, el derecho a tener una fuerza pública profesional
que actúe dentro de los límites de la ley
para combatir los fenómenos de delincuencia y estos
otros.
Todas
están son propuestas que están ahí,
yo no tengo ni idea de a qué velocidad se pueden
calar ni con cuales otras se pueden conjugar o con cuales
otras se pueden separar, lo que tengo claro es que en Bogotá
les cuento rápidamente para terminar la historia
de los homicidios y de las muertes en accidentes de tránsito
en Bogotá, si uno mira los resultados de Bogotá
en muchas cosas son bonitos, pero el más atractivo
de todos es que tuvimos en el noventa y tres 4.500 muertes
en cifras redondas y el año pasado tuvimos 2000 y
todos los años hemos ido bajando ese número.
Accidentes de tránsito el pico se presentó
en el 95, fueron mil trescientas cuarenta y pico y el año
pasado fueron menos de 750. El amor a la vida se ilustra
en resultados, o sea, se van obteniendo resultados, el país
ha tenido años en que la cifra ha estado en los años
60 y 70 entre 4.500 y 6.000, y se nos disparó desde
hace 15 años y está por encima de 25 y 26
mil, este año probablemente 28 mil. Por qué
menciono eso, porque en el camino una de las discusiones
fue la siguiente y tiene que ver con el tema de si es piedra
o si es ser humano el que hay al otro lado. En alguna de
las discusiones me dijeron tranquilo que de esos 4.500 más
o menos entre 1000 y 1500 son ajuste de cuentas entre delincuentes,
esas también son vidas, entonces digamos de nuevo
unilateralmente invito a los alcaldes a que nos preocupemos
por las vidas también de los que nos están
atacando, no en el sentido de neutralizar al ejército,
etc, lo que es encuentro en combate es en combate, pero
en pureza de los mecanismos que utiliza el Estado. Yo creo
que la resistencia civil, la expresión pública
de indignación, la respuesta de construcción
frente a la destrucción ayuda mucho a neutralizar
las tentaciones de organizarse unos pocos, armarse y meterse
en la aventura de la autodefensa, de la cosa paramilitar,
esa cosa me parece bien complicada y bien poco deseable.
A los empresarios del país les he dicho miren, no
vayan a ser tan brutos de coger por ese atajo, gástense
5 o 10 veces más dinero, aunque sea básicamente
en ejercito o en policía pero dentro las vías
legales. Todo el tema de progreso social protege es muy
discutible en algunos sitios uno siente respeto por el trabajo
en justicia social, pero cuando uno ve dinamita en Chingaza
uno dice esto no es posible, durante décadas uno
creía que la tradición Marxista llevaba a
respetar sobre todos los bienes colectivos y los bienes
colectivos indispensables para la vida colectiva, digamos
para mí fue muy difícil de comprender el tema
de inconsistencia de la guerrilla. Todos los aquí
presentes sabemos que la guerrilla en los ochenta y pico,
las Farc en particular ayudaron a crear la elección
popular de alcaldes, yo no hubiera sido alcalde de Bogotá,
ni de fundas, si no hubiera habido ese proceso, profundizado
ese luego por la constitución, no tenía ninguna
afinidad, ningún deseo, ninguna posibilidad de acercarme
a un partido tradicional en mi vida, por mi biografía,
mi actitud. Yo le debo a ese proceso muchísimo de
mi propia vida, pero no entiendo que ahora esta gente de
lo mucho que aporto a la construcción del país
lo este desbaratando, no lo entiendo, de nuevo si los considerara
pura piedra insensible incapaz de razonar no diría
esto, no le haría reproches de inconsistencia, diría
en el puro aparataje de una lógica económica
de micro pactos una especia de ejercito de fuerza militar
que no tiene ya ningún norte político que
es depredadora.