FEDERACIÓN
NACIONAL DE CONCEJOS
Antonio Galán Sarmiento
Después
del mandato ciudadano por la paz que fue respaldado por
más de 10.000.000 de compatriotas en 1997, se logro
una importante movilización ciudadana, que venció
la inercia hacia la paz. Y ese esfuerzo adelantado por iniciativas
ciudadanas de paz, empezó a generar una expectativa
en la opinión pública, que bastó una
foto para elegir un presidente y el Gobierno asumió
el mandato, y lo asumió en forma monopólica,
marginando a los compatriotas y nosotros nos dejamos marginar.
Hoy
sufrimos las consecuencias de esas decisiones. De esa negociación
que se convirtió en negociación de dos minorías:
por una parte la minoría de las Farc y por otra parte
la minoría del Gobierno; porque el Gobierno se fue
convirtiendo paulatinamente en minoría. Cuando llego
el proceso de paz a su crisis ya estaban solos. El pueblo
ya estaba pidiendo la guerra y hoy esta vencida la inercia
de la guerra y la única posibilidad para detener
la guerra es una nueva movilización sistemática,
planificada.
Si
la violencia se enseñorea soberana en un pueblo,
tan sólo el soberano lo puede detener y el soberano
es el pueblo; y si a la guerra se le meten tropas a la paz
se le tiene que meter pueblo. Por eso consideramos desde
la Federación Nacional de Concejos que no podemos
seguir delegando hacia arriba; delegamos hacia arriba la
consecución de la paz y consideraron las posiciones
personales como las posiciones del pueblo de Colombia.
Fenacom,
considera que al proceso de paz se le tiene que meter pueblo,
mucho pueblo, ojala todo el pueblo. Y que la única
posibilidad de canalizar la participación ciudadana
la encontramos desde los Consejos Municipales, como quiera
que al interior de los consejos se encuentran los líderes
más votados en cada municipio.
Pero
el pueblo no puede estar de convidado de piedra, no podemos
convocar simplemente una resistencia civil, señor
Alcalde Mayor de Bogotá, tenemos que dar pasos adelante,
por que la resistencia civil por la resistencia civil no
es suficiente. Tenemos que vencer la resistencia de quienes
están atacándonos, ofreciendo quizás
perdón. Reconociendo responsabilidades y culpas en
la insolidaridad, de pronto, para la construcción
de una salida colectiva que nos beneficie a todos.
El
pueblo no acepta la guerra, no quiere más muertos,
no quiere más violencia y no quiere más destrucción,
y tenemos que preguntarle a las Farc, en nombre de que pueblo
están destruyendo pueblos.
Hemos
propuesto detener la inercia de la guerra con la convocatoria
en todos los municipios de cabildos abiertos y permanentes
abiertos y permanentes por la paz. El cabildo abierto es
una figura constitucional, reglada , normada, y estamos
tratando de reconstruir una institucionalidad que desde
todos los rincones se hace un esfuerzo grande para deslegitimar;
incluso dentro del mismo establecimiento.
Hay
instituciones incomodas en la Constitución del 91,
que sectores de la sociedad no aceptan y quieren acabar
y destruir. Desde los consejos queremos canalizar esa participación
ciudadana, a través de una figura que le dio fundación
a la republica Colombiana; que fue el Cabildo Abierto y
desde los cabildos abiertos adelantar la agenda que nunca
se adelanto. La agenda que se acordó en la Machaca,
que después se hablo en los Pozos, pero que nunca
se discutió, que nunca se tramitó por que
no hubo voluntad política para hacerlo.
Si
se nos quiere imponer la guerra, el pueblo tiene que imponer
la paz e imponer las reglas del juego en la paz. No podemos
permitir que se nos este llevando al matadero y que nosotros
nos quedemos quietos, como espectadores. El país
no aguanta un año más de guerra, el país
no tiene recursos económicos para sostener una guerra
prolongada, no es el momento de la guerra, es urgente allanar
el camino para construir una solución política
al conflicto colombiano.
Por
eso creemos en los cabildos y por eso perseveraremos en
la convocatoria de los cabildo. La verdad es que no importa
como se bautice a la criatura: se puede llamar Asamblea
Constituyente Municipal, o Cabildo Abierto, con el rigor
de la ley lo estamos llamando Cabildo Abierto pero el propósito
es exactamente el mismo.
Analicemos
las propuestas políticas, económicas y sociales
que nos puede desempantanar en esta época oscura
de la vida de Colombia y construir el escenario de paz que
no se ha construido y que no se ha querido construir. Los
actores armados se aferran a sus propuestas y el Establecimiento,
el Gobierno Nacional se aferra a las suya y el pueblo mientras
tanto se ahoga en un baño de sangre.
Para
detener la inercia de la guerra, debemos construir una nueva
salida política al conflicto, debemos nuevamente
vencer la inercia de la paz. Creo que desde que se levanto
la zona de despeje, ya podemos estar llegando a los 5 mil
muertos de que se hablaban. No esperemos a los 5 mil muertos,
arranquemos a construir una salida política al conflicto,
no hagamos acciones aisladas, unámonos en las acciones
para buscar esa salida política al conflicto, e impongamos
la salida política al conflicto colombiano.
Debemos
lograr un acuerdo humanitario pero no para reciclar la guerra,
por que lograr el acuerdo humanitario para reciclar la guerra,
es volver a pensar en poco tiempo en otro acuerdo humanitario.
Debemos complementar nuestros esfuerzos debemos buscar la
reconciliación nacional, no podemos dejar solos a
las municipios que se han movilizado en resistencia civil.
Debemos acompañarlos porque de lo contrario a esos
municipios también les caerán los actores
armados, con fuerza como lo hicieron en Toribio en el Cauca.
Creemos
una masa crítica de pueblo para imponer la paz, una
masa crítica capaz de impedir que al vencerse la
inercia de la paz, se pueda volver a dilapidar ese esfuerzo.
Busquemos que con esa masa crítica venzamos el punto
del no retorno y alcancemos la paz.
Los
cabildos abiertos procuraremos que sean permanente hasta
alcanzar la paz, no podemos dejar las banderas arriadas
a mitad de camino. Creemos en los acuerdos humanitarios
porque en este momento hay una presión importante
para el mismo. Pero debemos tomar cuidado para que no sea
para reciclar la guerra nuevamente.
Debe
cesar la intimidación a la población desarmada,
la fortaleza bélica no se reivindica cuando se asesina
un indefenso. Los fusiles de los guerrilleros y de los paramilitares
se volverán contra los comandantes que ordenen asesinar
a un indefenso, por que la conciencia no les va ha permitir
vivir tranquilamente. Creemos en la necesidad de una Asamblea
Nacional Constituyente al final del camino y que el proceso
de acuerdo humanitario sea el comienzo de una recta final
hacia la paz.