De
esta experiencia quedó la aplicación de una
amplia amnistía, la irrupción de proyectos políticos
de la guerrilla, en especial la creación de la Unión
Patriótica por parte de las FARC, el inicio de un diálogo
nacional en búsqueda de consensos hacia la paz propuesto
por el M19 y la campaña en demanda de la convocatoria
mediante un referendo de una asamblea nacional constituyente
propuesta por el PC ML y el EPL. Las comisiones de paz, de
diálogo y de negociación, de veeduría,
los negociadores, altos comisionados y los facilitadores,
fueron implementadas a partir de este proceso. El conjunto
de fuerzas sociales y políticas, por primera vez, interactuaron
con los voceros políticos de la insurgencia a distintos
niveles, a la vez que los movimientos guerrilleros en tregua
se vieron precisados a responder con alternativas políticas
ente este tipo de escenarios.
Sin
embargo, la realidad fue bien difícil. No se establecieron
formas de control territorial ni delimitación de áreas
ni mecanismos de regulación de la circulación
y de supervisión de los comportamientos. Se sucedieron
frecuentes incidentes militares y sobrevinieron atentados
contra los amnistiados y los voceros de los proyectos políticos
de la insurgencia fueron asesinados o sufrieron graves atentados.
Los campamentos atacados en distintas regiones y el Ejército
alegó que la Constitución Política le
habilitaba transitar por todo el territorio nacional y que
su misión era combatir la subversión. Entre
tanto la Comisión Veedora a pesar de contar con algunas
comisiones o delegaciones regionales, no tenía la autoridad,
el nivel de funciones, recursos y actuación suficientes
frente al las partes para velar por el cumplimiento de los
compromisos adoptados.
La
guerrilla, más allá del despliegue político
conseguido, justamente como producto de los acuerdos, amplió
su presencia en las regiones, recurrió a las tomas
pacíficas pero armadas de numerosos municipios, con
frecuencia se vio comprometida en retenciones, secuestros
e imposiciones económicas y en el caso del M19 instaló
campamentos de milicias urbanas en las principales ciudades.
Entonces
la tregua se deterioró, en medio de la oposición
para avanzar en los acuerdos políticos auspiciada por
los gremios, el Congreso y los militares así como de
las inconsecuencias gubernamentales crecientes; finalmente
se produjo la ruptura de la tregua con el M19 y el EPL en
1985 y se prolongó hasta 1987 con las FARC, en medio
de frecuentes tensiones.
Pero
a pesar de la reanudación e intensificación
de las hostilidades, a finales de los años ochenta,
apareció por iniciativa de las guerrillas la figura
de tregua unilateral o del cese al fuego unilateral, declarado
temporalmente en distintas ocasiones, como gesto político
favorable al entendimiento, asociado por lo regular a un contexto
de propuestas para reanudar los diálogos y las negociaciones
de paz.
En
1988, al realizarse por primera vez la elección popular
de los alcaldes, las FARC y el EPL decretaron treguas unilaterales
exigiendo que cesara la guerra sucia y se brindaran garantías
políticas en las elecciones. En posteriores ocasiones
estos movimientos de nuevo decretaron treguas unilaterales
cuando intermedió la Comisión de Notables en
1989. El M19 realizó también declaratorias similares
dentro de las cuales se destaca su declaración particular
de "tregua a las fuerzas armadas y guerra a la oligarquía",
y el ELN, reacio por esos años a los diálogos,
llegó a proponer y a realizar ceses temporales de ataques
a los oleoductos, con propósitos políticos como
presionar la reversión de los contratos de concesiones
a las multinacionales, la oposición al alza de los
precios de los combustibles y la revisión de la política
petrolera.
Posteriormente,
al iniciarse los procesos de diálogo y negociaciones
de paz con el M19, el EPL, el PRT, el MAQL, las MP y la CRS,
entre 1989 y 1994 , se adoptarían compromisos pactados
de distensión militar, delimitación de áreas,
con anillos neutrales, retenes de las partes, comisiones bilaterales
y reglamentación de mecanismos de control en los cuales
se establecía el respeto a la población y las
autoridades civiles locales, los términos del acampamento
militar, las garantías de acceso y desplazamiento de
voceros y las características delos campamentos de
diálogo, en el contexto de las negociaciones que dieron
lugar a los pactos de paz con estos movimientos. El referente
básico de estos acuerdos fue la convocatoria y realización
de la Asamblea Nacional Constituyente y la expedición
de una nueva Constitución Política, de innegable
avance democrático.
En
estas negociaciones no se convinieron propiamente treguas,
el preámbulo fueron las declaratorias unilaterales
de cese de las acciones ofensivas por parte de las guerrillas,
luego se fueron consiguiendo los acuerdos de distensión
militar, y la suspensión de operativos ofensivos de
las Fuerzas Armadas, a tono con la aproximación política,
en perspectiva de conseguir la solución negociada del
conflicto armado.
En
todas las negociaciones hay acuerdos en la mesa, algunos con
carácter reservado, y comunicaciones públicas
y documentos convenidos. Por ejemplo, en su momento no se
hicieron públicas en las negociaciones con el EPL hechos
relacionados como la retirada de la ofensiva de la Brigada
Móvil N.1 en Córdoba, el desmonte de la Jefatura
Militar de Urabá y el texto del reglamento de las áreas
para campamentos de diálogos. Así mismo, no
todos los acuerdos son escritos y no todo lo que se hace es
acordado; así sucedió con el EPL cuando se pactaron
seis áreas de campamentos de diálogo y los frentes
adoptaron diez, hecho que produjo en distintas regiones tensiones,
pero la mayoría de las autoridades entendieron el propósito
de paz que animaba tal actitud, sin embargo en algunos lugares
por tal circunstancia hubo enfrentamientos militares.
Continúa...
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