Bogotá,
12 de febrero de 2002
Señores y Señoras
Candidatos y candidatas
a la Presidencia de la República:
Ingrid
Betancourt
Noemí Sanín
Luis Eduardo Garzón
Horacio Serpa
Alvaro Uribe
Guillermo Cardona
Juan Camilo Restrepo
Harold Bedoya
Apreciados candidatos y candidatas:
A
ustedes como hombres y mujeres que decidieron aspirar a conseguir
el respaldo de la ciudadanía para gobernar los destinos
de nuestro país en los próximos cuatro años,
queremos invitarlos a reflexionar, con sentido de nación
y máxima responsabilidad, frente al futuro de mas de
40 millones de personas que habitamos Colombia.
Es
evidente que nos encontramos en uno de los peores momentos
de nuestra historia republicana, en la cual el conflicto político
armado amenaza nuestro futuro como nación, al igual
que las enormes inequidades y niveles de empobrecimiento de
la gran mayoría de la población se convierten
en argumento para iniciar las transformaciones inevitables
para superar esta crisis.
Somos
una red de organizaciones, personas y procesos que desde 1993
trabajamos por la Paz Integral en Colombia, manteniendo como
principio ético la defensa de la vida y proclamando
la necesidad del diálogo para producir los cambios
que hace años la realidad está exigiendo. Nuestra
acción se ha centrado en posicionar en el imaginario
de la ciudadanía el imperativo de la No Violencia,
el deber y el derecho constitucional a la Paz, razones por
las cuales fuimos impulsores del Mandato de los Niños
y las Niñas por la Paz en 1996 y del Mandato Ciudadano
por la Paz, la Vida y la Libertad en 1997, dos hechos que
mostraron el enorme anhelo del pueblo colombiano de vivir
en Paz.
Desde
entonces condenamos de manera enérgica y decidida las
violaciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional
Humanitario acometidas por los diversos actores en conflicto,
así como la debilidad del estado al no cumplir su función
social y desarrollar el Estado Social de Derecho que consagra
nuestra Constitución. En este sentido mantenemos, y
mantendremos, nuestro trabajo por la Paz Integral que incluye
la defensa de la vida y la búsqueda del bienestar para
toda la sociedad colombiana.
Por
todas estas razones desde el momento en que el Presidente
Andrés Pastrana, legitimado en la voluntad de 13 millones
de colombianos que dimos nuestro voto por la solución
negociada, inició el proceso de diálogo y negociación
con las FARC y el ELN hemos acompañado y defendido
este esfuerzo que seguimos interpretando como el clamor nacional
de evitar la guerra y efectuar los cambios que nos llevarán
a una paz duradera.
No
somos ajenos a las difíciles circunstancias en el que
el proceso se ha desarrollado, por eso al modelo de la negociación
en medio de la confrontación siempre hemos propuesto
la negociación en tregua o en cualquier mecanismo pactado
por las partes que conduzcan al cese al fuego y/o de hostilidades.
Es evidente que la lógica de la guerra ha llevado casi
al colapso total de la fórmula del diálogo,
pero sabemos que si esto se supera el proceso arrojará
más eficaces resultados.
Nosotros,
como colombianos, también estamos cansados del escalamiento
de la violencia, de los secuestros, de las masacres, de los
atentados contra la infraestructura de servicios, estamos
agotados y adoloridos por la muerte; pero sabemos que hay
muchos colombianos, como nosotros, que le temen y que preveen
las consecuencias de un desbordamiento mayor de la guerra.
No es con más armas, con más enfrentamientos,
ni con más polarización como será posible
la Paz. Probablemente esa salida que viene siendo planteada
por algunos haya creado la ilusión de la pacificación,
¿pero después de cuántas muertes más?
y ¿de seguir postergando, la indiscutible y urgente
necesidad de implementar los cambios que el país necesita?
No compartimos esta tesis, como tampoco la de los cambios
a través de la insurrección armada, por eso,
una vez más y sin cansarnos, los invitamos a darle
la cara a una realidad que existe y puede modificarse: un
proceso de diálogo y negociación con resultados.
Para
los próximos días, según el estricto
cronograma acordado por el Gobierno Nacional y las FARC, está
prevista la presencia en el Caguán de los presidentes
de los partidos políticos, de los candidatos y candidatas
a la presidencia, y del Consejo Nacional de Paz.
Esta interlocución hay que asumirla con responsabilidad
por la sociedad política y la sociedad civil, nuestra
opinión es que ustedes y nosotros podemos aportar elementos
útiles en el diseño de los acuerdos y del avance
del proceso, contribuyendo a su consolidación para
que el próximo gobierno no tenga que reiniciar un camino
ya recorrido.
Finalmente,
reiteramos nuestra invitación a pensar, como es el
deber de quienes aspiran a gobernar a Colombia, con sentido
de nación, con la responsabilidad histórica
de ser transformadores de esta crisis sin que ello implique
más dolor. No puede haber lugar para la vacilación,
es necesario acudir a las citas de la paz con las ideas propias
de cada uno y cada una, defendidas con serena energía
si se quiere, pero siempre, siempre, con los ojos y el corazón
puestos en el mejor interés de Colombia.
Continúa...
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